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El pasado 19 de febrero, 'La isla de las tentaciones' emitía su decimoprimer episodio, uno en el que todos los concursantes tenían que enfrentarse a sus propias palabras. Todo se remonta al inicio de la temporada, cuando cada uno escribió una carta a su pareja antes de que comenzara todo. Lo curioso es que muchas de ellas aseguraban que pasarían el programa y saldrían juntos, pero no han acertado mucho. Y si no, que se lo digan a Montoya. El sevillano rompía en lágrimas al empezar a leer las palabras de Anita.
"Nos conocimos en un momento en el que no queríamos nada con nadie y apareciste de la nada dándomelo todo", leía en alto el concursante justo antes de tener que parar por el llanto. En paralelo, Anita también leía las palabras de él: "Aquí no se escriben mis palabras, se escribe mi corazón, esa cosa que me robaste con tu forma de ser". Cuando Montoya leía que "había dejado marcado un sitio" en el corazón de ella, él contestaba: "Sí, se nota mucho...". Además, comentaba: "Todo lo que yo decía, todas mis lágrimas, están reflejadas aquí".
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"Hoy, mañana y siempre quiero estar contigo", le decía Montoya en su carta a Anita. "Te ama por siempre tu 'Totoya', mi gitana catalana", leía ella. Por su parte, Montoya, con lágrimas en los ojos y con la carta en la mano, decía: "Aquí está, aquí está mi relación. Esto era mi relación a 10 segundos o a 1 segundo de pisar 'La isla de las tentaciones'. Yo no voy a romper la carta, se está rompiendo ella sola con mi dolor". Finalmente, mientras que Anita se quedaba con la carta, Montoya decidía tirarla a la piscina. "Simplemente, la voy a echar ahí. Eso llega muy tarde".
El resto de parejas
Por otro lado, Álvaro, Alba, Eros y Bayan también tenían que leer los escritos de sus respectivos y todos ellos han acabado derrumbándose. Tanto Alba, como Eros y como Bayan se mostraban incrédulos ante las palabras de sus parejas, mientras que Álvaro se mostraba más positivo asegurando que las palabras de Alba "le daban fuerza". Quienes no han podido leer sus cartas han sido Sthefany y Tadeo, como castigo por haberse saltado las reglas en el espejo.
