'The Witcher': Temporada 1

La primera tanda de capítulos de 'The Witcher' presenta a Geralt de Rivia: un cazador de monstruos que tiende a vivir en solitario, aunque no siempre por voluntad propia. Su objetivo vital es buscar a las bestias que reinan en su mundo para así acabar con ellas, lo cual consigue gracias a los poderes sobrenaturales que posee. Precisamente, esta magia que le rodea es lo que le ha llevado a ser conocido como el Carnicero de Blaviken. Geralt no es muy afín a mantener relaciones con los que le rodean.

Sin embargo, su aprendiz Ciri se ha ganado su cariño y confianza, quien además resulta ser la princesa de Cintra. Pero esta no es la única mujer de la vida del brujo, y es que se encuentra enamorado de la hechicera Yennefer. Durante muchos años atrás, las leyendas populares siembre habían hablado de brujos, mutantes y demás criaturas creadas a través de la magia, asociándola necesariamente con lo malo.

Pese a aguantar piedras, agresiones, batallas y encarnizadas luchas, a Geralt nunca se le pasa por la cabeza acabar con la vida de todo el que le quiere ver muerto. Él mismo narra la razón por la que deja estar toda esa situación: "Si lo hiciera, me volvería lo que dicen que soy". Entonces, ¿hay posibilidad de que pueda entablarse una relación, aunque solo sea de convivencia, entre este tipo de seres y los humanos comunes?

Cuando la cosa se pone fea y el mal comienza a ganar terreno imponiendo guerras y barbarie, Geralt de Rivia parece ser la única persona capaz de paralizar esa situación y, por lo que parece, con un destino fijo que no le termina de convencer. No obstante, el riesgo y la lealtad a sus principios es algo que corre por sus venas, como demuestra durante la primera temporada de 'The Witcher'.