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Recuperar a Andreu Buenafuente por segunda vez, posiblemente el presentador más aclamado de los Premios Goya, y sumarle a Silvia Abril fue un movimiento muy acertado para tratar que recabar mejores críticas en la ceremonia de 2019. Ambos parecieron cumplir con las expectativas y no sufrieron en exceso el ataque de las redes en un momento en el que ver la paja en ojo ajeno escondido tras un perfil digital es deporte nacional.
No es fácil realizar una ceremonia de premios con ritmo, entretenida y disfrutable por los espectadores desde sus casas, más allá de directores, actores y demás miembros del universo cinematográfico. Es un reto al que se somete no solo la Academia española, sino también la estadounidense con los Oscar o, en general, cualquier responsable al que se le encargue una gala de este tipo.
J.A. Bayona, Álex de la Iglesia, Santiago Segura, en representación de los directores, y Malena Alterio, Eva Isanta, Cayetana Guillén Cuervo, María Castro, Marta Nieto, Alfonso Bassave, Antonio de la Torre y Ricardo Gómez, por parte de los actores, opinan sobre este asunto de tan difícil solución. ¿Deberíamos adoptar el modelo de los Oscar 2019 y prescindir de los presentadores, con lo difícil que resulta encontrar rostros a la altura y la de críticas que reciben a cambio?
