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Cuatro no está dispuesta a ceder la segunda plaza del prime time del viernes y programa contra el estreno de Javier Sardá en Telecinco una triple entrega de 'Callejeros' con dos de los temas más rentables y a la vez polémicos del programa: prostitutas y drogadictos.
A las 22:30, primera ración de prostitutas con "25 completo"
En las calles de nuestro país, el precio medio de unos minutos de sexo rápido en un coche con una prostituta está en torno a 25 euros y una felación, alrededor de 15. Un trabajo que realizan mujeres extranjeras que vienen España para conseguir dinero rápido, travestís que luchan por encontrar un trabajo digno o toxicómanas que se prostituyen para conseguir la dosis.Vidas como la de Juana, que lleva treinta años trabajando en una esquina del puerto de Vigo. O Lucía, que se prostituye en un chalet de lujo junto a ocho chicas de compañía donde los precios oscilan entre trescientos y tres mil euros.
En plena Castellana de Madrid trabaja una chica de veinticinco años que se está pagando con lo que gana sus estudios de ingeniería de telecomunicaciones. En Granada los vecinos de la carretera de Jaén están hartos de convivir con los proxenetas y las prostitutas que trabajan las veinticuatro horas del día en esa calle.
A las 23:30, "sexo libre" para todos
Tras el estreno de 25 completo, Cuatro ofrece otro impactante reportaje de David Moreno y Carlos Bermejo, que ofrecen una nueva mirada sobre las relaciones sexuales en España.
"La primera vez que vine, tuve relaciones sexuales con ocho mujeres. Ahora de aquí no me mueve nadie". Este no es el comienzo de una novela fantástica. Son las palabras de un joven apuesto con el pelo de punta y un antifaz en la cara, que mira a través de un ventanuco cómo una mujer rubia se quita el albornoz para entregarse al sexo con un desconocido. Él, espera su turno. Si le invitan, la cama tendrá un nuevo inquilino. Nadie se conoce en este club liberal de Córdoba, pero basta una mirada, un gesto o una caricia para acabar en el catre.
En España hay ciento de clubes liberales de intercambio de parejas. "Buscan fuera lo que no tienen en su casa", cuenta un psicólogo que toma una copa plácidamente en la barra de un club.
Los reporteros de Callejeros, David Moreno y Carlos Bermejo han visitado sesiones de sadomasoquismo, clubes liberales o citas en parques al aire libre convocadas por internet y conocido el particular lenguaje que rodea al sexo libre. Bucaque es eyacular en la boca de una mujer, y practicar dogging, no es salir a hacer footing por la mañana, sino "hacerlo como perros", cuenta un practicante de dicha rutina sexual. Los más extremos, se excitan viendo a su mujer con otro. "Me gusta", cuenta un señor mientras su mujer copula con un jovencito en una claroscura habitación.
Y para acabar la noche, drogadictos
La tercera parada, el tráfico de drogas. El reportero David Moreno aborda el tráfico de estupefacientes a pequeña escala que se practica en España, donde cientos de camellos venden droga al por menor. Unos trabajan sólo por encargo, les llaman por teléfono y acuden; otros esperan en auténticos guetos a que lleguen los clientes buscando droga. Todos viven de un negocio que permanece abierto las 24 horas aunque la policía patrulle continuamente las calles. Trapichean con pequeñas dosis, apenas décimos de gramo, que venden a cinco o diez euros. Un negocio incalculable, de miles de euros por traficante y día, que enriquece a los proveedores pero esclaviza a los consumidores.
Petri se prostituye y roba, hace "lo que haga falta para conseguir la dosis". Rafa consume "todo lo que pueda, unos diez chutes al día". Aunque casi todos han pasado por la cárcel, están tan enganchados que venden droga "para quedarse una comisión".
Las cámaras del programa recorren el casco histórico de Badajoz donde los vecinos están hartos de convivir con camellos. En Valencia, desde que desmantelaron la venta de droga de Las Cañas, el trapicheo se ha desplazado a las Casitas Rosas de La Malvarrosa y al barrio de Velluters. Los vecinos de Plasencia lamentan el constante ir y venir de toxicómanos y traficantes al Cerro de San Lázaro. Y en Salamanca, desde el Barrio de Buenos Aires, suministran cocaína, heroína y hachís a toda la ciudad.